Cuando Comer Es Un Reto: La Realidad De Muchos Niños

Cuando tu niño es de mal comer, cuando no quiere probar nada, cuando duele ver que solo acepta lo mismo cada día o, a veces, no come nada…

Uno como mamá siente una mezcla de preocupación y tristeza. Lo entiendo. Yo lo viví con mi niño.

Mi hijo tomó sus comidas en batido casi hasta los 3 años. Todo lo comía licuado. Cuando intentaba darle comida sólida, simplemente no estaba preparado. Lo único que aceptó sin batir fue arroz con frijoles, y hasta el día de hoy sigue siendo su alimento seguro.

Con el tiempo aprendí que esto no es un capricho ni mala conducta. Muchas veces se debe a sensibilidades sensoriales extremas: texturas, sabores, olores, colores… incluso dificultades motoras orales para masticar o tragar, o ansiedad ante lo desconocido. La selectividad alimentaria severa hace que rechacen muchos alimentos porque su mundo sensorial es diferente.

Lo que mejor me ha funcionado con mi niño es algo muy simple: que me vea comer. No obligarlo, solo permitirle observar. Así poco a poco se anima a oler la comida, tocarla, o incluso apenas acercarla a los labios sin meterla en la boca. Gracias a estos pequeños pasos y a usar visuales o mostrarle que “está rico”, he logrado que pruebe un poquito más… aunque aún no come bien, come muy poco y no acepta carne ni muchos otros alimentos.

También aprendí que para ellos la hora de comer es una rutina importante. Los cambios, los alimentos nuevos o incluso un olor distinto pueden generar estrés, ansiedad o miedo. A veces les cuesta tanto comer que necesitan apoyo sensorial extra: un juguete, una pantalla, luces, sonidos suaves… algo que regule su ansiedad mientras intentan dar un pasito más.

Ayuda mucho ser creativos y flexibles: permitir que toquen la comida con las manos, que jueguen con las texturas, que exploren temperaturas, colores o formas. Crear un ambiente tranquilo, sin presiones. Y si ese día no quiere… no forzarlo. Ya llegará su momento.

Lo más importante:

Sé paciente. Sé constante. Celebra cada pequeño avance.

Porque aunque parezcan pasos pequeñitos… para ellos son logros gigantes.

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