Cuando a un padre o madre le dicen que su hijo o hija está dentro del espectro autista, lo primero que aparece es la duda. Es normal no creerlo al principio. Somos humanos, sentimos miedo, tristeza y confusión. Nadie está preparado para recibir una noticia así, y es completamente natural pasar por un proceso de duelo: ese momento en el que enfrentamos que la vida que imaginábamos para nuestros hijos será diferente, aunque no menos hermosa.

Así fue como nos sentimos cuando la neuróloga nos confirmó que nuestro hijo estaba dentro del espectro autista.

Las Señales Que Nos Llevaron Al Diagnóstico

Más allá de los signos que ya había mencionado en blogs anteriores, nuestro hijo mostraba comportamientos que nos llamaban mucho la atención:

• No respondía cuando lo llamábamos por su nombre.
• Si se enojaba, gritaba, lanzaba juguetes o se tiraba al suelo.
• No jugaba de forma convencional con los juguetes; a veces se enfocaba en un solo objeto por largo tiempo y era difícil que cambiara de actividad.
• Se tapaba los oídos ante ciertos sonidos.

Fue entonces cuando la neuróloga nos dijo con claridad:

“Sí, su hijo está dentro del espectro autista.”

Las Emociones Que Nos Invadieron

Recibir esa noticia fue un torbellino de emociones. Sentimos miedo, tristeza, culpa, y muchas preguntas comenzaron a surgir:
¿Estamos haciendo lo correcto como padres?
¿Podremos ayudarlo lo suficiente?
¿Cómo lo lograremos si también tenemos un bebé que necesita nuestra atención?

Nos preocupaba cómo dividir el tiempo, cómo equilibrar la crianza y, sobre todo, cómo brindarle a nuestro hijo todo el amor y apoyo que necesitaba. Con el tiempo aprendimos que sentir todo eso es parte del proceso. No hay culpa ni error en esas emociones: somos seres humanos y estamos aprendiendo junto a nuestros hijos.

Entender Que Nadie Tiene La Culpa

Uno de los pensamientos más difíciles de aceptar fue que nadie tiene la culpa. El autismo no se puede prevenir ni detectar durante el embarazo como otras condiciones.
Aún hoy, la ciencia no tiene una causa única o definitiva. Existen muchas teorías, sobre genética, vacunas, medicamentos o factores del embarazo, pero lo cierto es que el autismo no tiene un culpable. Los niños nacen con él, y sus características se van manifestando poco a poco a medida que crecen.

El Comienzo De Nuestro Nuevo Camino

Una vez recibido el diagnóstico, decidimos actuar. Empezamos a buscar terapias ABA (Análisis de Conducta Aplicado), también conocidas como terapias de comportamiento o behavior therapy, además de terapia del habla y terapia ocupacional.
Nuestro hijo comenzó a asistir a la escuela para recibir apoyo adicional y empezamos también con el entrenamiento para ir al baño, algo que fue todo un reto en ese momento.

Fueron meses de adaptación, aprendizaje y mucha paciencia. Pero cada pequeño avance nos llenaba de esperanza.

Lo Que Viene

En el próximo blog compartiré cómo fue el proceso con las terapias ABA, de habla y ocupacional, y cómo trabajamos el entrenamiento para ir al baño, paso a paso, desde nuestra experiencia como familia.

Si estás pasando por este proceso o ya lo viviste, me encantaría leer tu historia. ¿Qué sentiste al recibir el diagnóstico? ¿Cómo enfrentaron ese momento tú y tu familia?
Tus experiencias pueden ayudar y dar consuelo a muchas otras familias que recién comienzan este camino. 💙