El cambio de escuela fue una de las etapas más difíciles que vivimos como familia. Mi hijo estaba acostumbrado a su escuela de medio tiempo y, al pasar a un nuevo centro, las primeras semanas fueron de mucho estrés, lloraba, no dormía, y en varias ocasiones llegó a vomitar por la ansiedad. Por protocolo sanitario lo devolvían a casa 24 horas (por si era una enfermedad), así que entre episodios y enfermedades faltó mucho a clase.
Salía del colegio angustiada y sin entender por qué mi hijo reaccionaba así, no lo hacía en la escuela anterior, y me invadían mil dudas: ¿qué le estaba pasando? ¿lo trataban bien? Con el tiempo identificamos causas y pusimos en marcha estrategias que poco a poco dieron resultado.
🎯 Qué Pasó Exactamente
- No quería entrar al aula, en ocasiones vomitaba al llegar.
- Perdió el apetito durante el horario escolar.
- Mostraba desconfianza hacia personas nuevas (RBT, maestras).
- Se sentía sobreestimulado por el ruido y la cantidad de niños.
Un episodio clave fue el día que su RBT llegó tarde, la maestra intentó llevarlo al aula y él se negó. Desde entonces asoció la llegada al colegio con malestar, cada intento de entrada desencadenaba vómitos y la frase “tranquilo, ya vamos para la casa”.
🔎 Posibles Razones De La Reacción
Ansiedad por lo nuevo: un entorno desconocido y una rutina distinta pueden generar miedo.
Sobreestimulación sensorial: el bullicio del aula puede resultar abrumador.
Desconfianza hacia personas nuevas: algunos niños no conectan con adultos que no conocen.
Asociaciones negativas previas: un suceso estresante (intento forzado) puede crear una asociación con el colegio como fuente de malestar.
✅ Qué Hicimos Y Por Qué Funcionó
Probamos varias estrategias, muchas en coordinación con la escuela:
- 🚪 Entrada alternativa (por la parte trasera): evitar la entrada principal redujo la sobreestimulación y, con ello, los vómitos.
- 👩⚕️ Presencia constante del RBT: entrar siempre acompañado por la persona de confianza le dio seguridad y continuidad.
- 💬 Mensajes cortos y repetidos: frases simples como “Vas a la escuela”. “Mamá está afuera” lo calmaban.
- 🧩 Apoyos visuales: pictogramas que muestran la rutina diaria (llegada, saludo, actividad, recreo, salida) le ayudaron a anticipar y reducir la ansiedad.
- 🎉 Refuerzo positivo inmediato: pequeñas recompensas (burbujas, pegatinas, tiempo en el parque) por entrar y quedarse reforzaron la conducta.
- 🏫 Comunicación con el centro: compartir lo que lo calma y coordinar protocolos con maestras y personal evitó malentendidos.
🌟 Resultado Y Aprendizaje
Con constancia y trabajo en equipo, los avances llegaron, ahora entra por la puerta principal con su RBT, ya no llora y saluda a sus compañeros. Es un progreso enorme que nos llena de orgullo. Ver que su hermanito lo apoya también fue una alegría enorme.
👪 Consejos Prácticos Para Otras Familias
No te culpes, estas reacciones son válidas y comunes.
Mantén la calma y busca alternativas menos estimulantes para la llegada.
Coordina con la escuela, comparte pictogramas, protocolos y la persona de referencia.
Usa refuerzos inmediatos, lo que motive a tu hijo.
Prioriza la continuidad del personal terapéutico cuando sea posible.
Celebra cada avance, por pequeño que sea.
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🧠 Conclusión
El cambio de escuela puede ser una experiencia abrumadora para un niño con autismo, pero también una gran oportunidad de crecimiento cuando se acompaña con paciencia, amor y estrategias adecuadas. Cada pequeño avance, entrar sin llorar, quedarse toda la jornada, saludar a los compañeros, es una victoria que merece celebrarse.
Como padres, es normal sentir miedo o frustración, pero lo importante es no rendirse y seguir buscando lo que funciona para nuestro hijo. Con apoyo visual, comunicación constante con la escuela y refuerzos positivos, la adaptación sí es posible. 💙
Recordemos siempre: los cambios pueden ser difíciles, pero con comprensión y rutina, nuestros niños logran brillar en cualquier entorno. ✨
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